Personas Resilientes, Relaciones Resilientes
El símbolo más sagrado en Oklahoma City, Oklahoma (Estados Unidos de Norteamérica) es un árbol: un frondoso olmo americano, que por ochenta años ha estado ofreciendo su elegante sombra. Los turistas viajan desde millas a la redonda para observarlo. La gente posa a la sombra para sacarse fotos. Los arboristas cuidan y protegen al olmo con mucha atención y esmero. Este olmo adorna afiches y membretes. La ciudad atesora al olmo, no solo por su apariencia, sino más por su durabilidad.
El olmo sobrevivió el bombardeo de Oklahoma City (el miércoles 19 de abril de 1995). Timothy McVeigh estacionó su camioneta cargada con los instrumentos de muerte a solo pocas yardas (o metros) del olmo. Su malicia mató 168 personas, hirió 850 personas, destruyó el Edificio Federal Alfred P. Murrah, y el olmo fue cubierto de escombros. De hecho, nadie esperaba que el olmo sobreviviera, habiendo quedado totalmente sin hojas, y cubierto con una espesa capa de polvo.
Pero entonces, nuevamente comenzaron a brotarle las hojas. Los brotes comenzaron a salir a través de la cáscara lastimada. Las hojas verdes iban remplazando el sucio polvo gris. La vida volvía a brotar de aquella acre que exhudaba muerte. Las personas comenzaron a notar el nuevo cambio. Y le dieron al olmo un nuevo nombre: ‘the Survivor Tree.” que significa “El árbol que sobrevivió.”
En la actualidad, muchos matrimonios y muchas relaciones familiares -dentro y fuera de la iglesia – están experimentando un ataque semejante: intimidación y violencia, que amenaza destruir su misma existencia. Aun así, como el resiliente “olmo que sobrevivió” en Oklahoma City, tenemos que hallarlos, ayudarlos y nutrirlos de vuelta a la salud emocional, física y espiritual, sin que nos importe quienes sean, cómo se vean, de dónde vienen ni qué posean. Tenemos que ayudarles a sobrevivir, a prosperar y a ser aceptados en la familia de Dios antes que sea demasiado tarde.
Resiliencia: Dictionary.com ofrece las siguientes definiciones de ‘resiliencia’: “regresar a la forma o posición inicial u original después de estar doblado, comprimido o estirado.” Además, “recuperarse prontamente de la enfermedad, de la depresión, de la adversidad, o de otras cosas semejantes; boyante.” Como una pelota de tenis, que al ser golpeada a gran velocidad, rápidamente recobra su forma, y está lista para enfrentar otra amenazante raqueta de tenis.
Hay una historia en la Biblia que nos muestra sobre la resiliencia, esta historia está en el evangelio de San Marcos 7:24-30, que dice: “24 De allí Jesús se fue a la región de Tiro y Sidón. Entró en una casa, y quiso que nadie lo supiera, pero no pudo esconderse. 25 Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu impuro, en seguida que oyó de Él, vino y se echó a sus pies. 26 La mujer era griega, sirofenicia de nacimiento. Y le rogó que echase al demonio fuera de su hija. 27 Pero Jesús le dijo: “Deja que primero se sacien los hijos. No es bueno echar el pan de los hijos a los perrillos”. 28 Ella respondió: “Sí, Señor, pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos”. 29 Entonces Jesús le dijo: “Por lo que has dicho, puedes irte. El demonio ha salido ya de tu hija”. 30 Y cuando ella llegó a su casa, encontró a su hija en cama, y que el demonio había salido”.
El cuadro de la historia que incluye el evangelio de Marcos presenta a Jesús saliendo de un importante conflicto con los líderes religiosos acerca de la contaminación ceremonial, cuando se encuentra con la mujer sirofenicia. Por regla general, los judíos no tenían contacto con los gentiles porque esto les hacía ceremonialmente impuros, según sus tradiciones. Y aunque Jesús de ninguna manera le restaba importancia a la clase de alimentos que eran saludables y buenos para comer, Él muestra, por su ejemplo, que es lo que está en el corazón de las personas, -lo que resulta en sus acciones hacia los demás lo que realmente importa. De esta manera, Jesús ilustra cuán ridículas eran las tradiciones de los ancianos cuando Él toma tiempo para hablar con esta mujer gentil, la mujer sirofenicia que estaba en una gran necesidad.
En el versículo 26, se inicia la conversación entre Jesús y la mujer sirofenicia. Aunque no era griega de nacimiento, evidentemente ella había sido helenizada en su cultura y en su idioma, por lo que el texto la identifica como griega. “Deja que primero se sacien los hijos.” -le dice Jesús en el versículo 27. “No es bueno tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos”. Estas palabras son, en realidad, humillantes, degradantes e hirientes. Pero la mujer sirofenicia demuestra una resiliencia increíble, ya que ella se mantiene enfocada en el objetivo de su misión la curación de su hija de un espíritu inmundo.
Con bastante frecuencia los judíos utilizaban el vocablo ‘perros’ para referirse a los gentiles. Y aunque nos parece que Jesús no usaría esos términos, también nos parece casi seguro que Jesús utilizó la palabra con el mismo significado. Sin embargo, Jesús procura suavizar, en cierto modo, la dureza de esas palabras al usar la forma diminutiva de ‘perros’, que sería como decir: ‘cachorritos’, haciendo así referencia a las pequeñas mascotas mimadas que se mantienen en las casas, en vez de los peligrosos y temidos depredadores que se veían por las calles de la ciudad. La rudeza aparente de las palabras de Jesús pueden haber servido para probar la fe de la mujer. Pero ella se aferra firmemente a lo que la ha motivado a venir.
A pesar de la respuesta aparentemente sarcástica, cínica y cortante de Jesús al pedido de la mujer sirofenicia de que le sacara el demonio a su hija (v. 26); la fe de ella no le flaqueó, su fe no iba a ser derruida. De hecho, su resiliencia – la capacidad de recuperarse rápidamente de la adversidad – la ha mantenido firme.
Ella estuvo de acuerdo con Jesús en que a Israel le tocaba primero. Pero su fe radical y firme se rehusaba a aceptar que ella estaba ‘excluida’. De hecho, su respuesta, en el versículo 28 fue: “Sí, Señor. Pero aun los perrillos debajo de la mesa, comen de las migajas de los hijos.” Al responder de esta manera, ella expresaba su fe perseverante, y su segura confianza en la bondad de Dios. Ella ve las barreras de la raza, de la cultura y del género como asuntos superficiales ante su gran necesidad. El requisito verdaderamente genuino es la auténtica sanidad interior, y solo el Evangelio puede elevarse por sobre tales barreras para crear tal sanidad en esta alma, desesperada por conseguir la sanidad de su hija.
Demostrando la profundidad de su fe en Dios, a pesar de las barreras sociales entre los judíos y los gentiles, Jesús honra la resiliencia de la mujer sirofenicia, como leímos en el versículo 29: “Entonces [Jesús] le dijo: ‘Por lo que has dicho, puedes irte. El demonio ha salido ya de tu hija.”
La fe resiliente y firme de esta mujer sirofenicia, sin presunciones ni pretensiones, pero que tampoco puede ser derruida, ni desviada de su propósito, permitió que el poder de Dios obrara en favor de su hogar, sanando a su hija del demonio que la había atormentado. La mujer sirofenicia demostró claramente lo que significa luchar con Dios y no dejarle ir hasta haber recibido la bendición necesitada.
Hay mujeres y hombres, esposos y esposas, madres y padres, padres e hijos, viudas y divorciados, abuelos y adultos solteros quienes necesitan nuestro apoyo y nuestro interés en su dolor y quebrantamiento. El comportarnos como los antiguos escribas y fariseos nos volverá tan inoperativos, tan improductivos y tan estériles como la sal que ha perdido todo su sabor (Lucas 14:34).
Es tiempo donde las familias se levanten del confort de la casa, y se pueda ir a buscar familias que requieren ayuda o algún milagro para poder libertar a su familia de las garras del maligno, y hallar liberación en el Cristo que reclamamos conocer, por medio de la asistencia de nuestro amor y de nuestro compromiso. El hecho de relacionarnos con aquellas familias, nos ayudará a ser más resilientes para superar los desafíos que en la actualidad se presentan en la familia.
Autor: Willie e Elaine Oliver.
Información de los escritores: Willie Oliver, PhD, CFLE e Elaine Oliver, PhDc, LCPC, CFLE son Directores del Departmento de Ministerios de Familia en la sede mundial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día en Silver Spring, Maryland, EE. UU. AA.
Año de publicación del artículo: 2020.