El amor
Hoy conversaremos sobre el AMOR. Cuando pensamos en el amor recordamos las relaciones de familia, entre pareja, entre hermanos, entre amigos, etc. Y con seguridad, si relacionamos al amor con una fruta, recordaremos la fresa (frutilla). Veamos algunas curiosidades sobre esta deliciosa y aromática fruta.
Cuando hablan de la fresa, piensas en una fruta ¿de qué color? Rojo, ¿no? Según “Mundo Ecología”, hay fresas de otros colores: amarillo, azul, blanco, negro y morado. ¿Sabías que en Japón hay fresas que son completamente blancas por dentro y por fuera, y tienen semillas rojas? Y no creas que solo hay fresas pequeñas, de las que te encanta comer y hacer postres. Algunas fresas son tan grandes como una naranja.
¿Sabías que la fresa más pesada alcanzó los 250 gramos? Fue cultivada por el japonés Koji Nakao y fue pesada en Fukuoka, Japón, en 2015. ¿Alguna vez has notado lo aromáticas que son las plantas de fresa? Esto se debe a que las fresas pertenecen a la misma familia que las rosáceas, la familia de las rosas.
Teniendo en cuenta solo la composición de una fresa, casi podríamos afirmar que la fresa es una sandía en miniatura. Esto se debe a que la composición de la fresa es principalmente agua (91% específicamente), y solo alrededor del 7% de carbohidratos, 0.3% de grasa y solo 0.7% de proteínas. Muy similar a la composición de las sandías.
Incluso hay un museo en Bélgica llamado “Musée de La Fraise” dedicado a las fresas. Hay todo tipo de curiosidades sobre la fresa y puedes comprar productos y recuerdos relacionados con la fresa.
Debido a su color rojo, sabor intenso, aroma dulce y forma de corazón, la fresa generalmente simboliza el amor entre un hombre y una mujer. En algunas culturas, asocian la fresa con la tranquilidad de un hogar, un sueño hecho realidad o una vida feliz.
Así sucede en nuestras vidas cuando, a través del Espíritu Santo, desarrollamos el amor en nuestras vidas y relaciones interpersonales: tendremos una vida más feliz y el “perfume” se extenderá a nuestro alrededor.
Si hablamos de amor, es imposible no citar el texto de 1 Corintios 13:4-8: “El AMOR es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará”
El amor debe ser la mayor evidencia externa de la transformación interior en la vida de cada cristiano, en la vida de cada uno de nosotros. El amor debe estar en la base de todo lo que hacemos y especialmente en nuestras acciones. Debe haber coherencia entre lo que hablamos y lo que vivimos. De esta manera, seguiremos las instrucciones dejadas por nuestro Maestro Jesús: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35)
Hoy en día, se habla mucho del amor y, por supuesto, todos queremos disfrutar, en nuestra iglesia y en nuestra vida familiar, de este maravilloso fruto que es el amor. Sin embargo, hay muchos hogares que sufren y están a punto de ser destruidos por falta de amor. Y eso tiene un gran impacto en las otras familias muy cercanas al hogar en peligro de disolución.
Tú y yo hemos escuchado preguntas como esta: ¿por qué algunas personas dicen que aman tanto, mientras que otras que viven con esa persona, no se sienten amadas? A veces, nos enfrentamos a situaciones familiares o matrimoniales donde sus miembros están desesperados, angustiados, perdidos, no se sienten amados y viven un verdadero torbellino de dolor y desesperanza. Nos damos cuenta de que, la mayoría de las veces, esto se debe a que las personas no saben qué es el verdadero amor o cómo demostrarlo a quienes los rodean.
Por nosotros mismos, somos incapaces de amar. Nuestra naturaleza es egoísta y pecaminosa. Cuando entramos en una relación, el egoísmo está ahí, presente y activo. Así que uno de los grandes problemas que notamos en las relaciones es el egoísmo. ¿Sabías que lo opuesto al amor no es el odio? Lo opuesto al amor es el egoísmo. Así como el egoísmo se centra en uno mismo y en los deseos que deben ser cumplidos por los demás, el amor se centra en el otro y en cómo satisfacer sus necesidades reales.
Por tanto, frente a este dolor que sufren los hogares, la falta de amor, es el conducirá al hogar a su disolución, ¿es esto lo que puede ser una solución al problema? No; Todo empieza en el hogar.
Los jóvenes de hoy aman, es un don amar, porque Dios nos da ese privilegio de sentir un afecto sincero a la otra persona. Este fruto del amor, confunden con el deseo, que simplemente una manifestación del “orgullo” para si mismo. Entonces, si los jóvenes de hoy dicen: “no me caso, es mejor convivir, para que casarse si no funciona, mejor es separarse sin dolor estando en convivencia”. Esta declaración es una muestra de que ya el joven piensa y siente que su matrimonio será ya un fracaso, y es producto de lo que vive en casa, ya que en los padres no hubo amor, solo estuvieron por los hijos, y eso lleva al peligro de los jóvenes de pensar que es mejor no casarse, para no pasar dolor o sufrir en el amor.
El fruto del amor, es para contrarrestar todo este tipo de herencias que destruyen la vida de pareja, Dios es la fuente de amor, y nosotros al reconocer el amor de Dios, vamos a entender qué es amar a nuestro prójimo, dejando así el antídoto contra el orgullo en nuestros hijos para que realicen sus vidas de hogar con Amor.
- Título de la serie: Viviendo los frutos del amor de Dios.
- Título del artículo: Amor.
- Autor: Willie e Elaine Oliver.
- Información de los escritores: Willie Oliver, PhD, CFLE e Elaine Oliver, PhDc, LCPC, CFLE son Directores del Departmento de Ministerios de Familia en la sede mundial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día en Silver Spring, Maryland, EE. UU. AA.
Año de publicación del artículo: 2023.